martes, 23 de marzo de 2010

Estilo Bonzo (VII)

-Me he quedado sin tabaco. –digo.


-¿Cómo?


Es cierto, me he quedado sin tabaco.


Mandrake se ríe. Eso es algo que ocurre muy raras veces


-Me encantas, Bonzo. De toda la escoria que he conocido en este mundo, tú eres la más persistente y la más tozuda. Ni siquiera quieres hacerte a la idea de que estás muerto cuando ya estás muerto. ¿Quieres un cigarro?


-Por favor.


Esta vez Mandrake se saca un paquete de tabaco del bolsillo, y me lo muestra.


-Toma, cógelo tú mismo.


Comienzo a andar muy lentamente mientras él me apunta. Está jugando. Siempre le ha gustado jugar, y a mí también. Juguemos, pues.


Ivette implora a Mandrake:


-Francis, por favor, deja que se marche.


Ambos, Mandrake y yo, miramos sorprendidos a Ivette. Definitivamente, sus palabras, por enternecedoras que sean, no pueden estar más fuera de lugar en un momento como este. Esas no son formas.


-Ah, Ivette, Ivette…- suspira Mandrake –Con las mujeres como tú, uno nunca puede estar seguro de si se trata de una chica buena jugando a ser mala, o de una chica mala jugando a ser buena. Todos sabemos que hay más posibilidades de encontrar una cucaracha que hable francés que de solventar este conflicto con un apretón de manos. Nuestro amigo Bonzo no es de ese tipo de personas. ¿No es así, Bonzo?

No hay comentarios: