miércoles, 15 de abril de 2009

Sólo me tropecé

Sólo me tropecé. Lo siento. No sabía que al tropezar le derramaría a usted por encima el café, ni que al levantarse usted gritando empujaría al camarero que pasaba a su lado, de manera que la bandeja que portaba saliese despedida junto a todo su contenido en dirección a ese coche que, por esquivarla, terminaría colisionado contra esa boca de riego, cuyo chorro de agua saldría propulsado hacia esos cables de alta tensión provocando un cortocircuito que derivaría en un apagón en toda la manzana, a resultas del cual el señor Fermín H. se quedaría atrapado con el coche en el garaje de su casa, viéndose obligado a coger el autobús para llegar a tiempo al trabajo, al que sin embargo llegaría tarde, motivo que, sumado a anteriores negligencias y tardanzas, haría que fuese despedido de dicho trabajo, y que, por tanto, en vez de regalar a su hijo esa guitarra eléctrica que tanto deseaba por su cumpleaños y que hubiera supuesto el inicio de una breve pero exitosa carrera de la criatura como cantautor folk, tuviese que regalarle ese juego de mesa que jamás llegó a ser utilizado como Dios manda, y que el chico terminase sus estudios como ingeniero de caminos y que, perseverando, lograra medrar en política llegando a ser Ministro de Fomento, y que, debido a su desastrosa gestión durante las terribles nevadas del invierno del año 2049, haría perder a su partido los pocos puntos electorales que le hubieran hecho falta para ganar las elecciones nuevamente, resultando vencedor el principal partido de la oposición, de corte conservador, acontecimiento que aprovechó nuestro vecino marroquí para, pretextando un uso ilegítimo por nuestra parte de sus caladeros de pesca, iniciar una escalada de provocaciones diplomáticas que derivaría en una serie de sanciones en forma de bloqueo económico por parte de las democracias occidentales, hecho que contribuiría de manera decisiva a exacerbar los ya de por sí caldeados ánimos de los países árabes hacia los países miembros de la Alianza Atlántica, y que se traduciría en un súbito e inesperado ataque conjunto a Israel protagonizado por sus países colindantes, lo que no dejaría otra opción al gobierno hebreo que utilizar su arsenal nuclear, lo cual, a su vez, precipitaría la entrada de otras potencias atómicas en el conflicto, dando como resultado una confrontación armada a escala mundial que dejaría a la Humanidad al borde de la extinción, iniciándose entonces una larguísima etapa de involución cultural que en el futuro sería conocida como Edad Oscura del Hombre.
De verdad que lo siento. Sólo me tropecé.

7 comentarios:

Sinuosa dijo...

Ese tropezón fue sin duda causado por el aleteo de aquella mariposa blanca alla en el Amazonas. Fijo.
Sonrío.

Sr. Miyagi dijo...

... lo cual supone recompensa más que suficiente para tan vano esfuerzo. Me alegra que te haya divertido.

Alexis dijo...

Juego muy divertido, sí, señor. y sí que tiene magia, en todos los sentidos. Te gustará "Las Líneas de la mano", del maestro con el que te como el coco cada martes. jejejejeje

Sr. Miyagi dijo...

¡#@€~# Cortázar! ¿Habrá algún lugar donde El no haya estado primero? Jajaja... De todos modos, profe, y aunque ese no sea ni mucho menos mi principal anhelo a la hora de escribir, yo soy de la opinión de que no todo está escrito. Creo que hubo un antes y un después de Homero, como hubo un antes y un después de Cervantes, etc... No seré yo, evidentemente, pero alguien encontrará vias aún por descubrir en la Literatura. No creo que la búsqueda de la originalidad deba convertirse en la obsesión de un escritor, pero tampoco está de más intentarlo.

Lunática dijo...

Hoy me levanté con el pie derecho, sin embargo nada más poner el otro pie en el suelo, tropecé... pero toqué con la mano la tarima de madera (¡Uff, menos mal!). Luego, abrí la ventana para airear la habitación, con tan mala suerte, que una ráfaga de aire se coló rápidamente haciendo añicos el espejo de enfrente de la cama... —¿Qué más puede pasar hoy con esta mañana tan accidentada?— pensé, y en seguida recordé que era martes y trece, la fecha de aniversario de aquella gran catástrofe: nuestro primer encuentro. Así que decidí, volverme a la cama: no quiero contribuir a esa Edad Oscura del Hombre que hoy parece vaticinarse.
(Muy ocurrentes tus tropiezos, Maestro Miyagi...Como diría cierto personaje: "a sus pies, querido amigo")

César Socorro dijo...

El profe tiene razón, este relato es buenísimo Maestro Miyagi. Ahora sí, no se te ocurra pasar a mi lado y tirarme el café o alguna otra cosa, a saber que puede ocurrir. Como dice Sinuosa esto es debido al efecto "marisopla" ese, jejejeje. Saludos.

VALK dijo...

Hola estimado Maestro Miyagi. He llegado hasta aquí, a traves del Blog de Alexis, el cuál, me llegó como dirección adjunta en un pps, a la punta de abajo del mismo; y, resulta que piqué en dicha dirección, porque conocía a un viejo Amigo que se llamaba igual y del que llevaba unos 12 años más o menos sin saber naíta de Él. A vueltas con la Mariposa, te comento que el pps me lo envío un primo que está en Alemania, haciendo el proyecto de Arquitectura, y del que supe (inclusive que estaba ya, en el final de carrera) por medio del Facebook, y así costantemente. Todo hecho es causal (y todo deshecho es efecto, parodiando a Groucho Marx, jeje). Me flipa tu Blog, creo que me haré asidua. Un saludo. Valk.
Pd:"Puede que conozcas el rostro de mis letras, porque también escribo en el Blog de Alexis Ravelo".
Toaritaaa.