Redundando un poco en el tema del post anterior, esto lo escribí hace un tiempo, pero los que me conoceís podeís considerarlo una especie de testamento vital. A propósito, me gustaría escribir algo sobre el caso de Eluana Englaro, tan de actualidad, pero no sé si tendré el tiempo o la voluntad de hacerlo, así que, de momento, me limitaré únicamente a lanzar al aire la siguiente pregunta: ¿No creeís que el asunto esencial a debatir en este caso no debería ser el hipotético derecho de la familia y de las autoridades a "desconectar" a la chica, sino, por el contrario, el derecho a mantener con vida artificialmente a un ser humano mientras este no haya expresado previamente su acuerdo? O, dicho de otro modo, ¿qué legitimidad pueden tener tanto los familiares como el Gobierno italiano para mantener con vida gracias a determinada asistencia mecánica a una persona que debería haber muerto naturalmente muchos años atrás, que no tiene (el consenso de los médicos es absoluto en este punto) posibilidad alguna de recuperar unas mínimas facultades de raciocinio, y que es de todo punto incapaz de manifestar su acuerdo o su desacuerdo con esas medidas?¿Qué derecho tiene quién sea a no dejar que muera?
En fin. Por si las dudas, en un caso similar, a mí que me desenchufen, ¿vale?
"Cuando muera no quiero un funeral triste. Es más, no quiero ningún tipo de funeral, aunque podéis hacer uno si os apetece. A mí ya me dará lo mismo, estaré muerto. No os preocupéis por mí ni me tengáis lástima, preocupaos mejor por vosotros. Haced lo que os haga sentir mejor. Si quereís enterrarme, pues enterradme. Incluso si quereís traer un cura y todo eso, adelante. A priori me parecería ciertamente absurdo, pues tengo tanta fe religiosa como una anchoa del Cantábrico, pero en ese momento ya nada podrá molestarme, vosotros mismos. Si quereís conservar mis cenizas, conservadlas, y si quereís tirarlas al mar, tiradlas. Por mí como si os las fumaís. Eso sería precioso, en realidad. También podeís fumaros parte y enterrar el resto, si es que no hay unanimidad. Podeís plantarme encima un arbolito, o darme como alimento a los leones del zoo (¡Hey, eso sería la caña!). Vamos, que me da igual, no sé como están las leyes en ese sentido, pero podeís intentar ser creativos con el fiambre.
Y en cuanto a vosotros, creo que será inevitable que os pongaís tristes. Me gustaría que no fuese así, aunque en el fondo me sentiría íntimamente decepcionado si fuese de otra manera. Pero, por mí, como si bailaís jotas. Si puedo hacer una sugerencia, siempre me ha molado la típica imagen de los funerales irlandeses, con la gente bebiendo y bailando al son de la música y el cuerpo del difunto en el centro de la sala, recordando a todos el privilegio de estar vivo. Aunque, no, bien mirado, yo ahí en medio, todo tieso y grisáceo cortando el rollo… Quizá si me poneís unas gafas de sol y un cigarrillo en los labios quedaría hasta gracioso. Pero sí, un buen fiestorro estaría bien. En plan banquete, con jabalíes humeantes como los de Astérix y Obélix y abundante cerveza, en honor a mis orígenes celtas. Lo que queraís.
Si preferís no pensar en mí, no lo hagaís. Seguid adelante, sed felices. Pero si pensaís en mí, pensad en que fui feliz, bastante feliz. Mucho, en ocasiones. Y en que os quise muchísimo, y que fuisteis las estrellas que determinaron mi Norte y el viento que me movió, y que todos fuisteis un prodigio y un maravilloso enigma para mí. Y en que lo que fui lo fui por vosotros, y para vosotros. Pensad que no pude imaginar unos padres mejores que vosotros, ni pude ser un niño más feliz. Piensa que a veces sentía ganas de llorar, abrumado por la gratitud de contar con un amigo como tú. Piensa que te quise como se quiere en los cuentos, piensa que nunca amé a nadie como a ti. Piensa que hiciste que valiese la pena vivir mi vida. Me iré feliz por ti, cuando me vaya. Piensa en eso."
En fin. Por si las dudas, en un caso similar, a mí que me desenchufen, ¿vale?
"Cuando muera no quiero un funeral triste. Es más, no quiero ningún tipo de funeral, aunque podéis hacer uno si os apetece. A mí ya me dará lo mismo, estaré muerto. No os preocupéis por mí ni me tengáis lástima, preocupaos mejor por vosotros. Haced lo que os haga sentir mejor. Si quereís enterrarme, pues enterradme. Incluso si quereís traer un cura y todo eso, adelante. A priori me parecería ciertamente absurdo, pues tengo tanta fe religiosa como una anchoa del Cantábrico, pero en ese momento ya nada podrá molestarme, vosotros mismos. Si quereís conservar mis cenizas, conservadlas, y si quereís tirarlas al mar, tiradlas. Por mí como si os las fumaís. Eso sería precioso, en realidad. También podeís fumaros parte y enterrar el resto, si es que no hay unanimidad. Podeís plantarme encima un arbolito, o darme como alimento a los leones del zoo (¡Hey, eso sería la caña!). Vamos, que me da igual, no sé como están las leyes en ese sentido, pero podeís intentar ser creativos con el fiambre.
Y en cuanto a vosotros, creo que será inevitable que os pongaís tristes. Me gustaría que no fuese así, aunque en el fondo me sentiría íntimamente decepcionado si fuese de otra manera. Pero, por mí, como si bailaís jotas. Si puedo hacer una sugerencia, siempre me ha molado la típica imagen de los funerales irlandeses, con la gente bebiendo y bailando al son de la música y el cuerpo del difunto en el centro de la sala, recordando a todos el privilegio de estar vivo. Aunque, no, bien mirado, yo ahí en medio, todo tieso y grisáceo cortando el rollo… Quizá si me poneís unas gafas de sol y un cigarrillo en los labios quedaría hasta gracioso. Pero sí, un buen fiestorro estaría bien. En plan banquete, con jabalíes humeantes como los de Astérix y Obélix y abundante cerveza, en honor a mis orígenes celtas. Lo que queraís.
Si preferís no pensar en mí, no lo hagaís. Seguid adelante, sed felices. Pero si pensaís en mí, pensad en que fui feliz, bastante feliz. Mucho, en ocasiones. Y en que os quise muchísimo, y que fuisteis las estrellas que determinaron mi Norte y el viento que me movió, y que todos fuisteis un prodigio y un maravilloso enigma para mí. Y en que lo que fui lo fui por vosotros, y para vosotros. Pensad que no pude imaginar unos padres mejores que vosotros, ni pude ser un niño más feliz. Piensa que a veces sentía ganas de llorar, abrumado por la gratitud de contar con un amigo como tú. Piensa que te quise como se quiere en los cuentos, piensa que nunca amé a nadie como a ti. Piensa que hiciste que valiese la pena vivir mi vida. Me iré feliz por ti, cuando me vaya. Piensa en eso."
1 comentario:
No te mueras eh, no hasta que no hayamos acabado lo que tenemos entre manos y me dejes con la voz en off masculina colgando, que ya estoy muy harta de meterme en la piel de los tios para entender todo esto... entonces sí, cuando hayas puesto el puntito final del último párrafo te puedes morir, es más, si lo que quieres es que te organice una muerte amañada, yo me ofrezo, ya sabes que una de mis virtudes ocultas (y no tantos) es organizar eventos...
espérate un poquito, digamos, unos 50 años?
xxx leo
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