sábado, 7 de febrero de 2009

Narrativa (II): Una buena tarde

Durante un buen rato no supo si estaba despierto o soñando. El dolor de cabeza era insoportable. Lo último que recordaba era un increíble estallido de luz, y después nada. Se hallaba tumbado sobre una superficie lisa y bruñida, tibia, con una textura parecida a la del cristal. Se palpó la cara y se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos. Sin embargo la oscuridad era total. Presa del pánico, se incorporó y lentamente empezó a desplazarse a ciegas hasta que tocó una pared cóncava. Comenzó a recorrerla y dio un par de vueltas hasta comprender que estaba en una especie de habitáculo con forma de semicírculo. No parecía haber salida. Empezó a gritar desesperadamente pidiendo auxilio. Al instante respondió una voz lejana que parecía provenir de algún punto situado por encima de él. Hablaba en inglés, pero con un acento extraño, quizá indio o pakistaní. Jorge preguntó dónde estaba, y la voz le contestó que no lo sabía, que él estaba en cuarto oscuro similar al suyo desde hacía un par de horas. Se llamaba Sanjay Majumdar, de Nueva Dheli. Le dijo que durante el tiempo que llevaba ahí había hablado con cuatro hombres más, pero que todos habían ido desapareciendo uno a uno. Se los habían llevado. "¿A dónde?- preguntó Jorge- ¿quienes?". Entonces se escuchó el sonido de algo deslizándose y Sanjay gritó que ahora venían a por él. Luego, por más que Jorge gritó y gritó, no obtuvo respuesta. Al cabo de un rato que no supo precisar, una rendija de luz cegadora apareció frente a él y empezó a ensancharse lentamente. Era una puerta que se abría. Fuera se oía una especie de abrumador murmullo, como el zumbido producido por miles de abejas. Avanzó hacia la luz protegiéndose los ojos del resplandor, y cuando había avanzado unos tres metros la puerta se cerró detrás de él. No conseguía distinguir nada, aunque le parecía intuir que estaba en una especie de enorme recinto circular. A lo lejos y a ambos lados parecía haber una especie de movimiento suave, como el oleaje del mar, pero le dió la aterradora sensación de que era producido por algo orgánico, por algo vivo. Escuchó el sonido de otra puerta al abrirse, a cierta distancia de él, y entonces el zumbido aumentó de volumen hasta hacerse casi ensordecedor. Notó que algo se le acercaba, una forma alargada en mitad del resplandor. "¿Hola?, ¿hay alguien ahí?"- preguntó sin éxito. Instintivamente se sintió en peligro y echó a correr en dirección contraria, pero vio que más de esas formas se acercaban a él desde distintos puntos, rodeándole. Se detuvieron a cierta distancia mientras Jorge giraba sobre sí mismo sin entender lo que sucedía. Entonces una de esas formas, que a Jorge le pareció vagamente humana, se acercó a él súbitamente y Jorge sintió como una especie de corriente eléctrica recorría su cuerpo. Cayó al suelo retorciéndose de dolor y se cubrió para protegerse del siguiente ataque, pero las figuras se mantuvieron a distancia. Se levantó poco a poco, fatigosamente, y sintió que algo se acercaba de nuevo. Esta vez le dio tiempo a extender el brazo y tocar una especie de objeto duro y alargado antes de sentir de nuevo la terrible descarga. Cayó de nuevo, gritando de agonía. Mientras se recuperaba tumbado trató de concentrarse. Estuviese donde estuviese, algo le estaba atacando, y no de un modo aleatorio sino con un cierto orden. Su experiencia como profesor de karate le había preparado para estudiar a su oponente y reaccionar rápidamente, así que, cuando de nuevo sintió que algo se le aproximaba, se agachó y efectuó un barrido con la pierna. Tuvo éxito. Algo, una especie de figura alargada y viscosa, cayó a su lado, y sin pensárselo dos veces se abalanzó sobre ella y empezó a golpear con fuerza con codos y rodillas, hasta que sintió una nueva descarga en su espalda, y después varias más. No aguantaría muchas más como esas. Se mantuvo agachado el tiempo suficiente para recuperar fuerzas y se levantó, girando y observando las figuras. Desesperado, sabiendo que le iba la vida en ello, decidió no esperar y pasó al ataque. Corrió hacia una figura ligeramente aislada de las demás y saltó hacia ella dando una patada voladora…
(.....)
"Qué bárbaro -dijo telepáticamente un extraterrestre del público a su compañero de al lado mientras se llevaban el cuerpo de Jorge-, qué magnífico ejemplar, qué bravura. Ha enviado a dos a la enfermería"."¿Ves, T´kar?- respondió el otro-¿qué te dije? ¿Iba a ser una buena corrida o no? Y que haya gente que diga que esto no es arte...."

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